dimecres, 17 de novembre del 2010

Yo votaré a Joan Laporta




La Vanguardia – 17/11/2010 - X. SALA I MARTÍN


Si las encuestas no vuelven a fallar estrepitosamente, faltan sólo 11 días para que se acabe la pesadilla y el peor gobierno de la historia de Catalunya abandone finalmente el poder. Y es que todo apunta a que el tripartito no sumará y no podrá volver a castigarnos con su existencia. Curiosamente, parece que ICV se mantendrá. Digo curiosamente porque durante la pasada legislatura y a pesar de contar sólo con el 9% de los votos, ha impuesto un chantaje ideológicocuyo exponente más claro ha sido coser a multas a los que circulaban a 80 km/h con un argumento medioambiental que nadie ha conseguido demostrar.


También parece que ERC se hundirá en el abismo, lo cual es lógico dada la traición sistemática a sus principios a cambio de 30 miserables monedas de poltrona.


El probable descalabro del PSC es mucho más interesante. Al fin y al cabo, la mayor catástrofe económica, social y política del país ha sucedido mientras los socialistas tenían el monopolio del poder. Esta vez no pueden dar las culpas a los 23 años de Pujol porque gobernaban en todos (repito, ¡todos!) los grandes ayuntamientos del país, las mayoría de las diputaciones, la Generalitat y el Gobierno de España. El absolutismo socialista ha presidido la mayor caída del PIB, el mayor aumento del paro, el mayor endeudamiento de la Generalitat en las peores condiciones financieras, el mayor aumento de la pobreza, el mayor deterioro institucional y el mayor ejercicio de censura de los medios: hay que “arrancar la costra nacionalista”, dijo el portavoz del PSC, Joan Ferran, antes de despedir a los líderes de audiencia Antoni Bassas, Jaume Barberà, Jordi Basté y Toni Clapés. “Barbeta, ¡estás muerto y no lo sabes!”, amenazó el quijotesco director de comunicación, Antonio Bolaño, un aprendiz de profesor Moriarty a la postre abandonado por sus colegas por su falta de talla. Por suerte, todo indica que ese abuso e incompetencia llegarán a su fin el 28-N.


Las encuestas dan como ganador a Ar- tur Mas. Mas será un buen presidente. A diferencia de Montilla, tiene estudios, es capaz, inteligente, honrado, trabajador, es políglota y ha leído (y no me refiero al Zoo de’n Pitus). No tiene el carisma de Pujol, pero seguramente será mucho mejor gestor. En circunstancias normales, yo votaría a Mas. Pero las circunstancias no son normales. Son especiales. No es la hora de la buena gestión. Es la hora de evitar que haya mayorías absolutas, es la hora de echar a los socialistas del poder y es la hora de la valentía. Por esas razones, yo no votaré a Artur Mas. Me explico.


Las mayorías absolutas siempre han sido malas, tanto las del PSOE o CiU en los ochenta como la del PP en el 2000: la soberbia y la falta de control hacen que el gobernante se comporte como un dictador cuando tiene la mayoría. No es bueno, pues, votar a CiU cuando parece que está al borde de la mayoría absoluta.


La pregunta es: y si no la tiene, ¿con quién va a pactar Mas? Me consta que gente de peso dentro de la coalición apuesta por una alianza con el PSC. Los poderes económicos y mediáticos también quieren la sociovergencia. Pero ya he explicado que es importantísimo que los socialistas sean expulsados de la Generalitat. Y votar a CiU no garantiza esa expulsión. La única manera de garantizar que CiU no tenga mayoría absoluta ni dependa del PSC es que dependa de otra fuerza nacionalista. Eliminada ERC por su manifiesta traición a sus propios ideales, sólo nos quedan Solidaritat Catalana (Joan Laporta) y Reagrupament (Joan Carretero).


Lo que nos lleva al tercer tema: la valentía. La sentencia del Tribunal Constitucional ha cerrado toda opción de mejorar dentro del marco actual, por lo que ha llegado el momento de tomar decisiones comprometidas y valientes. CiU es un partido esencialmente cobarde porque tiene demasiados flancos y demasiadas deudas. Necesitamos personas nuevas y valientes.


En este sentido, Laporta es muy superior a Carretero. He trabajado con él durante siete años y les puedo asegurar que, digan lo que digan algunos medios, Joan Laporta es un hombre íntegro y honesto, extraordinariamente inteligente y, además, es de las personas más valientes del mundo. ¿Quién, si no, se hubiera presentado a estas elecciones pudiendo haberse sentado a saborear los éxitos conseguidos con el Barça, a sabiendas de que la política conllevación de todo tipo de noticias distorsionadas, intencionadamente negativas, cuyo objetivo es evitar que obtenga representación parlamentaria?


Yo he visto a Joan Laporta enfrentarse al todopoderoso Florentino Pérez y ganar (arrancó a Eto'o de sus garras y Samuel aca dándonos no una sino dos Champions). He visto a Laporta luchar contra todos para desbancar a nuestros rivales de sus puestos de privilegio en UEFA, FIFA y diferentes comités arbitrales y defender los intereses del Barça en esos foros con una valentía que a veces hasta daba miedo. Y le he visto, todos le hemos visto, transformar al Barça de Gaspart en el Barça de las seis copas.


Lo que necesitamos es esa valentía y esa determinación. Ya basta de quedar bien, de pedagogía, de seny, de encajes, de ser la parte moderada del debate y de cumplir las reglas impuestas por otros. Jordi Pujol dijo hace unos días que ya no encontraba argumentos contra la independencia. President, ¡es que a lo mejor no los hay! Y cuando no hay argumentos, uno debe pasar a la acción. Para ello, se necesitan líderes valientes y sin deudas políticas. Por eso, el 28-N votaré a Solidaritat Catalana. Votaré a Joan Laporta.