La Vanguardia - 29-07-2010 - Pilar Rahola
Hoy me siento orgullosa de este trocito de mundo. No porque seamos mejores que nadie, sino porque hemos hecho lo correcto. En un día como hoy, nuestro Parlament ha abierto la sesión, ha dado la palabra y el voto, y el voto ha reflejado una mayoría de diputados a favor de prohibir la tortura de los toros en las corridas. Por supuesto, no hemos conseguido la panacea para los animales, ni podemos dar ejemplo de nada, ni hemos eliminado el salvajismo contra los animales. Pero hemos dado un pasito hacia delante, uno de esos pasitos que se convierten en el paso de un gigante. Y así, gracias a los diputados que han dado su apoyo a favor de la dignidad de los animales, Catalunya es, en un día como hoy, mucho más bella y mucho más digna. Gracias a todos, mil gracias. Gracias a los diputados de IC y de ERC, que han sido consecuentes con sus promesas. Gracias a esos tres solitarios socialistas, que han demostrado muchas más agallas que todos esos otros –los Nadal y las Manuelas– que en las esquinas de las confidencias nos aseguran que son antitaurinos con la boca pequeña, pero votan a favor de las corridas con la mano grande. Gracias a Antoni Comín y a Josep Maria Balcells y a Núria Carreras, que han otorgado algo de dignidad a su grupo parlamentario. Gracias a la mayoría de CiU que, salvo siete tristes excepciones –¿qué les pasa a los de la Catalunya "nova"?– , han hecho posible este momento histórico. Gracias a Artur Mas, que no ha fallado en este tema tan sensible. Y gracias a todos los que, desde la sociedad civil, han arrimado el hombro durante años, luchando por una sociedad más caritativa y más decente. Gracias a la ILP y a cada una de las voces que se han alzado pidiendo acabar con esta barbarie. Y gracias a los amigos de más allá de Catalunya, que hoy brindan con nosotros.
Hoy es un día bello, porque sin ser mejores que nadie, somos algo mejores que nosotros mismos, quizás nos amamos más, quizás nos sentimos algo más presentables. En este día feliz, los ruidos se alzan desde las montañas de la estupidez. Que si Catalunya se rebela, que si España se rompe –¡por Dios, Mariano, deja de hacer el ridículo!–, que si la libertad… Ni esto tiene nada que ver con Catalunya-España, aunque se empeñen en ello los nacionalistas españoles más recalcitrantes, ni puede tener nada que ver con la libertad. ¿La libertad de torturar y matar para divertirse un rato? ¿Qué tipo de sociedad crearíamos si consideráramos que eso es la libertad? Pero hoy nada de ello es importante, porque el Parlament ha votado, y ha dignificado su sentido. Catalunya sigue igual, con sus crisis, sus decepciones, sus anhelos. Y sin embargo, algo ha cambiado definitivamente. Porque en un día como hoy, miles de catalanes hemos vuelto a creer en los sueños. Gracias, pues, por todos, y sobre todo gracias por ellos, que no votan, ni hablan, ni debaten, pero sufren tanto…
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